Anhelamos ver a cada mujer Adventista creciendo en su relación con Cristo, firme en la fe, llena del Espíritu Santo y reflejando el carácter de Jesús en su hogar, iglesia y comunidad.

 

Soñamos con un ejército de mujeres consagradas que, con un corazón dispuesto y humilde, vivan con propósito, sirvan con amor y sean instrumentos de esperanza en un mundo necesitado, que cada una de ellas  conozca su identidad como hija de Dios, desarrolle sus dones espirituales para gloria del Señor, y encuentre apoyo en una comunidad que ora, anima y edifica.

 

Visualizamos mujeres que, al conocer su valor en Cristo, se convierten en siervas fieles, dedicadas a la oración, al estudio de la Palabra, y a la misión que el Señor ha puesto en sus manos.

 

Nos dedicamos a crear espacios donde las mujeres puedan crecer en santidad, aprender a escuchar la voz de Dios, y servir en el lugar donde Él las ha llamado, siendo un testimonio vivo del amor, la gracia y la verdad de Jesús.